Mercado de Navidad 2020
Según informa la concejala de Impulso Económico, Marisol Garmendia, con datos recopilados por la Sociedad de Fomento, entre el 11 de diciembre y el 6 de enero (primer y último día del mercado de esta edición) el número de personas que accedieron al mercado del paseo del Urumea por la entrada situada en el puente de María Cristina fue de 128.345. Se trata de un número inferior que el registrado en el mismo periodo de hace un año. En la plaza Ramón Labayen la caída ha sido mayor, con 46.593 personas En este punto se ha notado la falta del tiovivo con forma de abeto, punto de gran atracción de familias en ediciones anteriores.
Un balance esperable y comprensible, teniendo en cuenta las limitaciones de la movilidad, la reducción del número de casetas y atracciones navideñas, así como los estrictos controles de seguridad y aforo establecidos. Ahora bien, incluso en este contexto, las ventas por cada expositor han mejorado de media un 8%.
El día de mayor afluencia fue el domingo 13 de diciembre, una jornada en la que hizo buen tiempo, lo que animó a muchos ciudadanos curiosos a conocer el contenido del mercado. En las casetas del paseo del Urumea se contabilizó ese día el máximo de 11.698 accesos y en la plaza Ramón Labayen hubo 4.450.
En términos generales, los días en los que más público ha habido han coincidido con el fin de semana, especialmente los sábados y también, aunque en menor medida, las vísperas de Nochebuena y Nochevieja. Por contra, se registró una importante caída de gente los días 25 de diciembre y 1 de enero.
En los puestos del paseo junto al río ningún día se llegó a superar el aforo máximo permitido de 587 personas, mientras que en los ubicados junto al hotel María Cristina sí se alcanzó en algunos momentos, al ser más pequeño y tener un límite de solo 43 personas.
Diferencias entre puestos
«La actitud de la gente fue muy respetuosa con las medidas adoptadas y no llegó a peligrar en ningún momento la seguridad de los espacios controlados», señala Garmendia, quien añade que la información de ocupación en tiempo real que se ofrecía en los accesos, así como a través de la web del mercado «facilitó tanto a los visitantes como al personal de seguridad mantener la ocupación en niveles seguros».
Por su parte, de los 49 expositores que estuvieron presentes el año pasado, entre casetas comerciales, de gastronomía y foodtrucks, se ha pasado este 2020 a solo 32. Asimismo, este año el mercado ha durado menos días y se ha perdido el puente de la Inmaculada. Es por ello lógico que la facturación total haya caído con respecto a la cifra de la anterior edición de la feria de navidad
Ahora bien, si se compara el mismo periodo de tiempo, se comprueba que la facturación media por cada uno de los expositores ha sido un 8% superior a la contabilizada hace 12 meses, lo que equivale a 495 euros más por puesto (de 6.283 a 6.779 euros). Es decir, los visitantes, aunque hayan sido menos, se han dejado más dinero.
Sin embargo, el reparto no es ni mucho menos equitativo. En esta edición se ha vuelto a ver una polarización en la facturación de los expositores. El que más ha ingresado ha estado situado en el paseo del Urumea con 21.268 euros y el que menos ubicado en la plaza Ramón Labayen, con 1.464 euros.
Hay un público donostiarra que es fiel y que puede ser la base de la facturación.
La limitación de visitantes procedentes de otras comunidades autónomas o de Francia, como consecuencia de la pandemia, parece que no ha tenido los efectos negativos que en un primer momento se podían temer desde el Ayuntamiento y la Sociedad de Fomento. Y todo ello, según parecen apuntar los datos, gracias a la fidelidad del público donostiarra.
Así, aunque la facturación total haya caído con respecto al año pasado, la facturación media de cada expositor ha crecido un 8%. «Es un dato muy positivos a la vez que sorprendente», dice la concejala de Impulso Económico Marisol Garmendia. «Refleja que puede haber un público fiel al mercado de Navidad que es la base de la facturación, sin que exista tanta dependencia de la asistencia del exterior», añade.
Han sido menos días de mercado que en 2019, menos expositores y no ha habido atracciones como la noria, el tiovivo en forma de abeto o las pistas de trineo. Aun así, el balance es satisfactorio por cómo ha respondido el público local a tenor de los registros. Garmendia apunta que desde Lur Kolektiboa, organizadores de la feria de artesanía, ya les habían señalado que a ellos la restricción a la movilidad, impidiendo que no asistiera público de otras provincias, no les afectaba ya que el cliente era donostiarra. «Puede que estemos en este escenario», dice la edil socialista.
En este sentido, afirma que los datos facilitados por el sistema de conteo y control de aforo han ayudado a conocer la evolución de la afluencia de cada uno de los días y a trabajar en pro de la seguridad de expositores y público asistemnte; tanto unos como otros, asegura Garmendia, «se han ido contentos y nos han agradecido el servicio y trato que les hemos dado».